En el Ultimo Encuentro la amistad se convierte en un sistema de vasos comunicantes, dos depósitos que contienen un mismo líquido, que al estar a una altura y nivelados, estos contienen exáctamente el mismo nivel de agua, no necesariamente la misma cantidad. Es tal la compenetración entre Konrád y Henrik que sus vidas se convierten en los lados opuestos de un todo. De jóvenes, Konrád permanecía encerrado en sus limitaciones económicas y sociales, en su ensimismamiento dentro de la música, en cambio Henrik era sociable, rico y atlético, amante de la vida nocturna de Viena.
Fue Kisztina quien se convierte en el fiel de la balanza, en ese alambique que conecta dos vidas, que destila sus pasiones, que las transforma y las entrega desigualmente a ambos, se casa con Henrik, el aparente dominador, pero se enamora de Konrád, de quien goza mayores afinidades. Es por el amor de Krisztina que la amistad se rompe, al menos en el sentido físico, pues emocionalmente ella mantiene unido el destino de dos hombres que envejecen rumiando su presencia femenina.
Es por Krisztina que Henrik se vuelve un ermitaño, preso de sus recuerdos y sus rencores. Es por Krisztina que Konrád se vuelve viajero y emprendedor.
Cuando la ancianidad golpea sus energías, Konrád siente que es hora del último reconocimiento, de recuperar los datos perdidos, de saber que fue del amor de Kristina y también saber que fue de su amigo. Para Henrik, es el momento de la revancha largamente incubada, de la resolución de las dudas, de expulsar su rabia contenida.
El solo hecho de la llegada del amigo hace que en la casa, los recuerdos sean desempolvados, que se retire el velo del olvido del recuerdo de Krisztina, y que la esperanza de las preguntas maceradas durante cuarenta y un años sea resuelta.
La otra pregunta es si esa penosa atracción por una mujer que ha muerto no habrá sido el verdadero contenido de nuestras vidas
La vida de los dos amigos estaba hecha de un mismo líquido, viscoso y cálido, como puede ser el amor.
Así de profundas son las pasiones entre seres humanos.
Así de profundo puede ser un beso.
Es un beso extraño, breve y peculiar: si alguien lo observara seguramente sonreiría. pero como cada beso humano, es también una respuesta-a su manera distorsionada y tierna- a una pregunta que no se puede formular con palabras
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