lunes, 16 de marzo de 2009

Un Hombre en la Oscuridad


Antes de entrar en la vorágine de las clases universitarias leí la novela Un Hombre en la Oscuridad, de Paul Auster, fábula acerca del destino y la pérdida de los seres queridos.
Los primeros párrafos abren el panorama de lo que será la novela:

Estoy solo en la oscuridad, dándole vueltas al mundo en la cabeza mientras paso otra noche de insomnio, otra noche en blanco en la gran desolación americana. Arriba , mi hija y mi nieta están cada una en su habitación, también solas: mi hija única, Miriam de cuarenta y siete años, que se acuesta sola desde hace cinco, y Katya, de veintitrés, única hija de Miriam, que antes dormía con un joven llamado Titus Small, pero ahora Titus ha muerto, y mi nieta duerme sola con el corazón destrozado.

Luz radiante, y luego oscuridad. El sol fulgurando por todos los rincones del cielo, seguido de la negrura de la noche, el silencio de las estrellas, el viento que agita las ramas. Ésa es la monotonía diaria.


Bright light, then darkness. Ése es el argumento de la novela, vidas que una vez fueron felices, o al menos aparentaban serlo, convertidas en solitarias, tristes y desesperanzadas por una abducción del destino. Primero la vida, luego la muerte.
Un Hombre en la Oscuridad es una historia de insomnios y secuestros. Una herencia de soledades, de hijos únicos devueltos al mundo como si una marca genética lo hubiera decidido así. Auster se las arregla para contarnos historias dentro de las historias, para desentrañar la consecuencias del insomnio y la imaginación humana, para contarnos como tres soledades volvieron a ser tales luego de una pérdida vital

Un hombre en la Oscuridad es una historia de tres almas solitarias en duelo y con las heridas aun abiertas. Una historia de abducciones y de referencias metaliterarias. Son tres vidas que han sufrido el secuestro de sus seres queridos, ya sea por el cáncer, el divorcio o la guerra de Iraq

Auster se las arregla para engarzar a su historia central, las historias secundarias de cada uno de sus personajes, de los juegos del destino y de las referencias metaliterarias. Cada uno de los personajes se cuenta historias, porque es una forma de sobreponerse al dolor y una forma de supervivencia.

August Briil, de 72 años, viudo, con una pierna rota esta viviendo con Miriam. Es insomne. Inventa la historia de Owen Brick, un ciudadano enrolado a la fuerza, con un solo fin: ejecutar a su propio autor, una forma sutil de mostrar los intentos suicidas. Owen, es abducido en medio de una guerra civil en los Estados Unidos, el terrorismo no es un problema sino una revolución americana luego del manido triunfo electoral de George Bush en el 2000.

Miriam, una escritora dividida entre sus clases universitarias y la redacción de la biografía de Rose Hawthorne, la hija de Nathaniel, una poeta sin mayor relevancia pero con una historia de vida que es casi un espejo de la vida de los personajes de la novela. Un poema suyo, gira en rededor del argumento central de la novela

Katya, estudiante de cine, recluida y tratando de procesar la muerte de su novio, analizando películas. Ella también padece de insomnio, pero a través de repasar sus DVDs encuentra el significado de los objetos inanimados en el argumento de la vida y la fortaleza que se obtiene de las situaciones difíciles.
Y la vida para ellos, a pesar de los juegos del destino, tiene que seguir avanzando.

Blanca Varela (1926-2009)



hoguera de silencios
crepitar de lamentos
por el camino de la carne
sangre en vilo
se llega al mundo

asi alumbra su blanco la tiniebla
asi nace la interminable coda
asi la mosca desova en el hilo de luz

la tierra gira
el ojo de dios no se detiene

que haríamos pregunto
sin esta enorme oscuridad

de Concierto Animal (Pre-Textos, 1999)