lunes, 18 de julio de 2016

Le Clézio en Lima



A continuación y como parte de las actividades programadas durante la visita del premio Nobel de Literatura 2008 a la FIL 2016, se organizó una conversación entre escritores, ,  Jean Marie Le Clézio y Alonso Cueto.

Alonso repasó parte de la biografía de Jean Marie, nacido en Niza y llevado de niño a vivir a la isla Mauricio. Ambos coincidieron en señalar que la literatura es la ocasión de hablar de sí mismo, a su vez Jean Marie mencionó que proviene de una familia atípica, hasta cierto sentido surrealista, sus padres eran primos hermanos y tuvieron que solicitar autorización papal para casarse. Su padre fue médico y trabajó por más de diez años en la Guyana Británica luego en Nigeria y posteriormente en el Camerún Británico, debido a este trabajo sus padres se veían muy poco, por lo que Jean Marie cuando niño consideraba tal situación como normal.

Como era usual para quienes trabajaban en las colonias del Imperio británico la jubilación era temprana y su padre volvió a Niza, que era una ciudad donde no se sentía a gusto. En aquel entonces la pensión de jubilación era otorgada por el territorio donde se había trabajado, debido a la independencia de las colonias, esta pensión nunca se otorgó. Su padre emprendió una serie de viajes para instalarse en otras ciudades, pero lo tuvo que hacer solo –su nomadismo colisionaba con la estabilidad que significa criar y educar a los niños de la familia-, los proyectos no prosperaron y tuvo que regresar a Niza

El llegar al África a los 8 años conllevó un gran cambio en su vida, esa es la edad en que empieza a escribir sus historias, las que hacía en letra de imprenta para que se pareciera a los libros debido a que no contaba con máquina de escribir. Su madre, que era artista siempre fue muy comprensiva y cariñosa con su hábito de escribir, coleccionaba tales escritos y les daba forma de libro. En cambio, su padre consideraba como un “fruto seco” su afición a la escritura.

Alonso comentó luego el tema de la formación de los escritores a través de sus lecturas. Jean Marie respondió que su primera fuente de información fue una colección de libros llamados “Diccionarios de la conversación”, publicación dirigida a las mujeres en una época en que no se les permitía asistir a la educación formal, la lectura de estos diccionarios entregaban contenidos útiles para que las damas de sociedad pudieran mantener una conversación fluída sobre diversos temas.

Sin embargo, dos acontecimientos marcarían la formación literaria de Jean Marie: primero, descubrir la narrativa estadounidense moderna, la de Steinbeck, Hemingway, Dos Passos, Malamud, una literatura realista y moderna en un momento en que Francia vivía el Nouveau Roman. Sin embargo, el autor que más impacto le produjo fue J. D. Salinger con “El guardián entre el centeno”, que habla de un muchacho, Holden Caulfield, que ama a su gorra y decide escapar de la escuela a conocer el mundo, este tipo de literatura que habla de la dificultad de ser en un mundo moderno es la que marca su forma de escribir. Segundo, su viaje a México como parte de un servicio militar, donde fue comisionado a trabajar en el Instituto Francés de América Latina con la función de ordenar la biblioteca, lo que le dio la oportunidad de conocer a los cronistas de la conquista como Bernardino de Sahagún, Garcilaso de la Vega, Guamán Poma, entre otros, de quienes fue sorprendido por lo que Jean Marie llama, la narrativa de la urgencia capturada por “aquella fuerza trágica de salvar mundos que se desmoronan”. Este último acontecimiento orientó la mirada de Jean Marie a los pueblos indígenas quién identificó que las tribus aborígenes son distintas entre sí pero tienen un sentido común, su comunión con la naturaleza.

Alonso retoma el tema de las comunidades indígenas para mencionar que las historias son la conciencia y memoria de la comunidad, toma el ejemplo de José María Arguedas y Juan Rulfo, en quienes las palabras brotan como de una voz colectiva.

Jean Marie habla de su experiencia en el tapón del Daríen con los indios Emberá en Panamá diciendo que en los pueblos indígenas la narrativa se halla en su estado natural que da cuenta de su lucha contra los colonizadores y manifiesta que estos pueblos han dejado constancia de aquella lucha y su resiliencia para tolerar la invasión. Uno de los ejemplos, dice, fue la literatura de Arguedas.

Alonso comenta que Jean Marie estuvo en el Perú como mochilero en los años sesenta.

Jean Marie llegó al Perú en 1967, a un país que él conocía por haber sido una de las colonias más importantes de España. Menciona que al llegar encontró dos mundos: Lima, la capital que tenía una vida casi colonial, y la región rural e indígena para decir que hoy ambos mundos se han integrado.

Alonso habla del mestizaje, de un proceso largo y doloroso por el que ha pasado América Latina. Arguedas vuelve a ser evocado por el concepto de todas las sangres.

Jean Marie menciona a la “raza cósmica” de Vasconcelos en México y dice no creer en las razas y concuerda en que América es un laboratorio de integración cultural que Europa debe observar para intentar la integración de diversas culturas que llegan por las olas migratorias.

Dos temas quedan para el final: el cine, un arte reciente con poco más de cien años pero que ha pasado por diversos géneros en una forma más rápida que la literatura, menciona Jean Marie que intentó hacer una película que se frustró por no contar con una cadena de distribución; la soledad del escritor, en un mundo dividido por el optimismo estúpido y el pesimismo inteligente, un escritor es alguien que lleva una vida solitaria que lo lleva a la reflexión y por ende al pesimismo, sin embargo, la escritura tiene un lado creativo y ya que el acto de la creación conlleva una ilusión, ésta genera una forma de optimismo.

Jean Marie quiere terminar con un elogio a la historia, cuenta que durante su estancia en Michoacán descubrió una costumbre local: una vez al año un sacerdote indígena pasaba días sin comer contando la historia del pueblo a su comunidad desde los inicios de la misma y cada vez que repasaba ciertos pasajes los iba mejorando con su propia creatividad.


Esto me hizo repasar lo que dijo Jean Marie en su corta alocución de la inauguración de la FIL 2016, la literatura es un bien común que sirve para expresar el sentimiento de comunión entre los humanos, que escribir no es en vano sino que permite intercambiar nuestros sueños y esto de alguna forma es alcanzar la paz.