miércoles, 27 de octubre de 2010

La Feria RicardoPalma


Algunos apuntes sobre La Feria del Libro Ricardo Palma que está de regreso en Miraflores, a pocas cuadras de la casa donde viviera el escritor.


Siendo una feria distrital pero con una larga tradición, que en este 2010 llega a su edición XXXI, se espera una mezcla de novedades y de libros clásicos a buenos precios. El programa cultural paralelo incluye un homenaje al poeta Enrique Verástegui y a la revista Caretas, así como presentaciones de libros.


Pero la atracción de la Feria es la obra de Mario Vargas Llosa, todas sus obras disponibles, en todos los tamaños, editoriales e idiomas. La Casa del Libro Viejo tiene algunas de primeras ediciones de sus novelas a precios de coleccionista.


En general las editoriales y distribuidoras están sacando todos los stocks del almacén antes que acabe el año, tanto en Santillana, Oceano. Planeta, Ibero, Crisol, PEISA y La Familia no hay novedades en el frente. Debo resaltar un remate de ediciones antiguas de Alianza Editorial y Tusquets en la Familia, puede encontrar algunas joyas.


De las editoriales independientes: Mesa Redonda ha sacado una nueva línea sobre arte con una pulcra edición de la obra de Ceccarelli. Estruendo Mudo tiene un stand surtido y novedades con Javier Arévalo , Mario Guevara y el chileno Alvaro Bisama.


Una nota adicional, PEISA ha recuperado el foco de atención con la publicación de un par de obras muy interesantes: El Anticuario de Gustavo Faverón (novela) y la Estación de los Encuentros de Peter Elmore (ensayos)


En Distribuidores Peruanos, RIGUSE y V&D se pueden encontrar importaciones de algunos clásicos o contemporaneos a buenos precios, desde 5 soles.


En otros stands: como siempre Contracultura con su vasta colección de comics, rock y temas varios. Las librerías de viejo siempre tienen algo interesante es cuestión de tener paciencia y buen ojo.


Para los interesados en temas técnicos siempre están los stands de la Pontificia Universidad católica, la Universidad del Pacífico, Fondo Editorial del Congreso,el instituto de Estudios Peruanos y el Instituto Francés de Estudios Andinos.


Como los stands son pequeños y la afluencia de público es muy grande, hay horas en que el tránsito por pasillos o stands es imposible, es bueno darse mas de una vuelta ya que el stock es cambiante y renovado.


Siempre queda la posibilidad de darse un tiempo por la zona comercial o los cafés y regresar a la feria con los ojos descansados y mucha paciencia para disfrutar de una buena búsqueda.


Nos vemos en la Feria

viernes, 22 de octubre de 2010

El Fin de los Imperios y el Cambio de Eras


¿Por qué cayeron los Imperios Romanos? ¿Cómo y quienes deciden cuando una Era deja paso a la siguiente? Las respuestas son múltiples y voluminosas, lo cierto es que al repasar la Historia Universal se encuentra que las transiciones históricas han sido marcadas por la caída de algún sistema, ya sea político, social y/o económico. Aunque debo de hacer la salvedad de que estos hitos son sólo válidos para Occidente, a pesar de que en dos oportunidades estos cambios hayan venido por presiones de Oriente.

En todos los casos, han existido hechos críticos y dramáticos que simbólicamente han funcionado como hitos o puntos de inflexión, aunque las condiciones que promovieron la transición se hayan estado generando años antes.

El final de la Edad Antigua (746 D.C.) está marcado por la toma y saqueo de la ciudad de Roma a cargo de los Bárbaros, quienes desde casi cien años atrás venían traspasando las fronteras de un imperio venido a menos debido a una decadente sucesión de emperadores; a su vez, ellos venían siendo desplazados desde Oriente por los Hunos.

La Edad Media (1453 D.C.), terminó con la toma de Constantinopla, capital del Imperio Bizantino –o Romano de Oriente-, ciudad sitiada durante años y que cayó tras la presión expansiva de los Turcos Otomanos liderados por Mahomet II, quienes ya estaban un buen tiempo asentados en los Balcanes. La ciudad cayó tras un bloqueo naval y la desidia de los Imperios papales y las repúblicas Italianas como Génova, Venecia y Pisa, que no apoyaron al decadente imperio a pesar que tenían en la ciudad su emporio comercial.

El término de la Era Moderna está marcado por 14 de Julio de 1789, día de la Toma de la Bastilla, un castillo medieval que funcionaba como prisión en la Monarquía Absolutista de Luis XVI. La Revolución Francesa fue el corolario de años de difusión de las ideas de Libertad, Igualdad y Fraternidad que se iniciaron con la Ilustración y la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII. Los pueblos en distintas partes del mundo comenzaron a cuestionar el orden establecido a través de la Razón, robustecida por las ideas de Descartes, Newton y Adam Smith que explicaron el mundo de una manera nueva hasta entonces. Fue la Edad de la razón pero con acciones llenas de pasión y violencia, fue la época de la expansión de nuevas potencias, de las guerras de independencia en América, del capitalismo y la lucha de clases.

Desde entonces vivimos la Edad Contemporánea. Muchas cosas han pasado en el siglo XX que pudieron haber marcado el cambio de Era, por ejemplo, la llegada del hombre a la Luna podría haber tenido el efecto que tuvo el viaje de Colón, pero quedó como un hecho aislado, los viajes espaciales tripulados a otros planetas se suspendieron y todos los descubrimientos astronómicos posteriores no han tenido un impacto directo en la vida de las personas. Ni las Guerras Mundiales, ni la Guerra Fría, ni la caída del Muro de Berlín han tenido un efecto dramático en el modo de vivir ni de pensar, vistos fríamente desde los albores del siglo XXI, al margen de lo penoso de atestiguar la pérdida de vidas humanas, en la mayoría de casos se ha tratado de un reacomodo de fuerzas y ejes mundiales pero manteniendo el sistema. Lo que tales eventos trajeron consigo fue la caída de las utopías y grandes ideologías: el resto de occidente terminó de occidentalizarse, expandiendo su “doctrina” al resto de Europa oriental y a la mayoría de países orientales. Finalmente parecía que un solo sistema imperaría en el mundo.

Parecía.

La rapidez de la producción científica y tecnológica han creado no solo nuevas maneras de vivir sino de pensar y de interrelacionarse con los demás. En esto ha tenido que ver el desarrollo de comunicaciones: el teléfono, el fax, la Internet, el desarrollo de la fibra óptica, permite no sólo intercambiar la voz, sino imágenes e ingente cantidad de datos en tiempo real. Se habla ahora de una realidad paralela: la realidad virtual. Desde hace 20 años se implanta el concepto de Aldea Global, de protección al Medio Ambiente, pero también de tribalización (tomado como ejemplo el conflicto de los Balcanes) de las sociedades, de minorías étnicas, de disputas raciales y del resurgimiento de los conflictos por la Religión. El desplazamiento de grandes masas poblacionales ha generado nuevos problemas y el mundo dividido entre Occidente y Oriente ha trastocado su eje en Norte – Sur. Más aún, en un solo territorio conviven sociedades distintas separadas por la raza, religión o cultura.

El tráfico aéreo y marítimo, la comunicación de todo tipo, que han derribado fronteras y husos horarios, no solo transporta mercancías y migrantes, sino además enfermedades. Las epidemias necesitan horas o días para tener el potencial de convertirse en pandemia. Como respuesta a ello, se vuelven a levantar barreras, sean aduaneras para el comercio, migratorias para detener el influjo de masas humanas o alertas de cuarentena para evitar la propagación de enfermedades, sino aparecen vallas invisibles e infranqueables, las de las ideas religiosas, las de la censura. Reaparece el tráfico de seres humanos, como lo fue la esclavitud de hace centurias, promovidos esta vez por la pobreza y el crimen organizado.

Por múltiples razones la Gran Aldea, ya no es tan global, ya que se percibe que el intercambio es desigual es que algunos sistemas de gobierno deciden cerrarse ideológicamente: China, Corea del Norte, Irán, Irak, Afganistán. Ciertas sociedades miran hacia dentro e intentan hacer prevalecer su cultura en países lejanos, estamos frente al levantamiento de ghettos culturales o religiosos. Este movimiento muchas veces no es sólo de ideas sino de acciones. A cada acción de un lado se genera una reacción del lado opuesto socialmente o políticamente. El Islam vuelve a hacer sentir su guerra santa a través de millones de musulmanes migrantes en Europa y los Estados Unidos.

Hasta que ocurre un hecho crítico en el 2001: la Caída de las Torres Gemelas en New York, sumado al ataque simultaneo al Pentágono y el fallido ataque al Capitolio. Meses después ocurre el atentado en el Metro de Madrid y otras acciones fallidas en Europa. Se pone en alerta el mundo hasta por la aparición de caricaturas de Mahoma y se vuelve discusión nacional el empleo de velos o la colocación de crucifijos en las escuelas europeas. La Jihad alcanzó su cenit. Desde ese momento, los Estados Unidos, representante del nuevo orden mundial aparecido en la segunda mitad del siglo XX, aparece vulnerable por primera vez.

Desde entonces sus ciudadanos se sienten blancos móviles en su propio territorio o en cualquier parte del mundo. Los estados de alerta comienzan a multiplicarse y arrastran en esta alerta a casi todo Occidente. La reacción poco inteligente de invadir Irak por los nuevos aliados no ha hecho más que tensar las reacciones con el Islam. El mundo se ha vuelto a dividir.

Y como corolario de la crisis, sobrevino la debacle económica del 2008. La explosión de la burbuja hipotecaria especulativa que se ha traído abajo la bonanza económica de Occidente. Este año, en forma casi simultánea las economías de Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia, Grecia y otros países europeos y sudamericanos están viendo enormes recortes presupuestales con obvias y contundentes repercusiones sociales. Hoy mismo, a esta hora uno puede ver en los noticieros globales las protestas en el Parlamento Británico, los motines en París o la caída de la popularidad de Barack Obama en los Estados Unidos en vísperas de las elecciones para la renovación del Congreso.

Por primera vez, se han visto reportajes en las cadenas televisivas sobre la pobreza que afecta no sólo a migrantes indocumentados sino a ciudadanos norteamericanos otrora viviendo la aparente prosperidad a costa del crédito. Miles de familias perderán su vivienda en todos los estados de la Unión debido a su incapacidad para pagar hipotecas. La tasa de desempleo sube en las economías desarrolladas. Para empeorar las cosas, un caso emblemático como el derrame de petróleo en el Golfo de México a cargo de la compañía BP revive los fantasmas de la explotación indiscriminada de recursos y su nefasto efecto sobre el medio ambiente.

No se puede pensar ni concebir el mundo como hace 20 años. Pasadas las celebraciones por la llegada del nuevo milenio, el mundo no sólo camina sino también se percibe de manera distinta. Se nota en la vida diaria, en las relaciones humanas, en los medios de comunicación, en la economía y en la política. Como nunca antes, los eventos rápidamente son reemplazados por otros de igual o mayor magnitud, se vive ahora lo que Mario vargas Llosa ha llamado la Sociedad del Entretenimiento. Como nunca antes la privacidad de las personas se hace pública en segundos en mails, blogs, facebooks y twitters.

La cultura también ha cambiado, sobre todo la literatura que está reflejando la situación social y sus temores, para muestra Un Hombre en la Oscuridad de Paul Auster, A Falling Man de Don deLillo, Al Pie de la Escalera de Lorrie Moore. Existe una nueva manera de escribir, como por ejemplo Diario de una Mal Año de JM Coetze y Dublinescas de Enrique Vila-Matas para tomar un ejemplo. Sé que estoy dejando varios títulos y acaso ustedes puedan nombrar otros más.

El mundo ha cambiado juntos con sus paradigmas, no podemos pensar en los mismos términos que a finales del siglo XX, el evento explosivo y simbólico que marcaría su punto de partida: el 11 de Setiembre del 2001, el ataque de Al Qaeda a los Estados Unidos.

Faltaría además ponerle nombre a la nueva Era.

miércoles, 20 de octubre de 2010

A Bits de Distancia


Para variar, en estas últimas semanas he utilizado mis ratos libres, y otros no tan libres, en múltiples lecturas. Eso no tendría nada de extraordinario ya que siempre es así. Lo inusual ha sido tener que cargar con unos cuantos libros a cuestas y otro tanto quedó guardado en casa para ser revisado al final del día.

Uno de los libros que más capturó mi atención ha sido el Fantasma de Anil, de Michael Ondaatje, una novela que se ramifica en diversos tópicos y personajes de la que hablaré más adelante. Sin embargo, su lectura me ha dado que pensar en el libro electrónico.

En el pasado los textos en Medicina la mayoría de textos eran monocromáticos, conservando algunas páginas especiales en color para un atlas de imágenes clínicas. Pero los grandes tratados conservaban una monotonía de negro sobre blanco. Sólo hace un par de décadas se introdujo el color en los textos, así como en las tablas y las gráficas. Los libros británicos fueron los primeros en experimentar con la paleta de colores.

Aún recuerdo aquellas nuevas ediciones de antiguos Tratados que me negué a comprar sólo porque consideraba la adición de figuras o tablas multicolores como un plus sin sentido, que no mejoraba ni l presentación ni el significado de los textos, que es lo que al final importa. Era cuestión de tiempo pensaba. Hoy se pueden encontrar textos diseñados y escritos en un estilo en los que la variedad de colores ofrece un valor agregado.

Con el tiempo además aparecieron las ediciones electrónicas en CD ROM e Internet, permitiendo la actualización constante en áreas donde el avance de las investigaciones hacía obsoleto un texto en menos de un año. Ahora los hipervínculos permiten saltar de un tópico a otro en razón a la importancia que cada lector le asigne o lo crea necesario.

¿A qué viene el comentario? Vuelvo al Fantasma de Anil, un drama ambientado sobre todo en Sri Lanka, con algunas expresiones en cingalés, con datos arqueológicos, médicos y forenses, que han lentificado mi lectura al consultar diccionarios, mapas y textos impresos o de Internet para entender mejor la trama, lo que no ha sido una molestia sino que ha enriquecido mi lectura.

Un texto electrónico con hipervínculos que me refieran a datos importantes para enriquecer la trama hubiese hecho más placentera mi lectura. Como el hecho de descubrir que uno de los libros de medicina forense referenciados en la novela realmente existe.

Ahora que existe la discusión entre el libro impreso y el electrónico, sobre una migración que ahora se ve difícil y que acaso no lo será en la siguiente década, se hace necesario diferenciar lo importante de lo accesorio. Una versión de la transición de la era Gutemberg a la era Google como lo apunta Vila-Matas

Una plataforma, llámese Kindle, iPad o Reader, en este momento es útil pues permite almacenar una gran cantidad de libros en poco espacio, cumpliendo el deseo de la biblioteca portátil, pero para muchas personas esto no es necesario y el tener un libro electrónico no pasará de un Gadget más que deviene en vistoso pero poco funcional.

Sin embargo, el reto del verdadero libro electrónico literario pasará por una concepción distinta de la concepción creativa y de la edición literaria, según pienso es la decisión de usar hipervínculos, no para saltar capítulos como una versión moderna de Rayuela sino para expandir textos que modifiquen el acto de la lectura o el significado de la misma, al aumentar los contenidos. Pudiendo incluir además imágenes, audios y/o videos. Desde luego, no todas las obras ni los autores se amoldarían al nuevo sistema pero se espera, o al menos lo espero así, el futuro podría venir por ese lado.

Esa es a mi opinión que va con mi gusto de convertir mi lectura en un fractal, es decir ramificando la lectura de conceptos a medida que van llegando en el texto, pero siempre con la posibilidad de regresar al cauce narrativo original.

Desde luego que las especulaciones y el debate, así como el desarrollo de la edición electrónica están recién tomando el ímpetu inicial. Pero eso no impide que uno pueda imaginar o desear el futuro de las letras electrónicas.


¿estaremos tan cerca, sólo a la vuelta de un byte?

Las Palomas Invisibles


Bien dicen que Dios ajusta pero no ahorca. Cuando algunos hechos te ponen contra las cuerdas la vida da ejemplos de fortaleza y resistencia. Luego de que algunas emboscadas me dejaran un sabor acre acerca de la lealtad y honestidad, aparecen ejemplos de solidaridad, entrega y constancia que extienden la confianza en los valores humanos por tiempo indefinido.

Uno de esos ejemplos ha sido el rescate de los mineros en San José de Copiapó. De una tragedia, producto de malas condiciones de trabajo, aparece un producto excepcional. Resultado de una organización y planificación impecables el rescate ha sido un triunfo del instinto de supervivencia y de la capacidad humana para sobreponerse a grandes adversidades. Una operación épica que ha unido a casi todos desde los primeros momentos de conocerse el accidente. Desde entonces dentro y fuera de Chile muchas personas trabajaron por el objetivo común de rescatar a 33 personas literalmente tragadas por la tierra.

Se erigió el campamento Esperanza, un enclave humano en medio del desierto, una superficie sobre el socavón de la mina. Setecientos metros más abajo, es difícil imaginar la sensación de angustia de saberse encerrados y comprobar que no había salida posible desde dentro. A más de 30 grados de temperatura y con escasas provisiones las probabilidades eran escasas. Pasaron 17 largos días de incertidumbre a ambos lados de la superficie hasta que una de las sondas alcanzó la burbuja subterránea y por la pantalla apareció la mirada polvorienta de uno de los mineros con la frase escrita en un trozo de papel, “Estamos bien en el refugio los 33”. Tuve entonces una sensación de alienación y lejanía: tal mirada, entre suplicante y asustada, me descubría seres humanos en un estado salvaje, en un estado de alerta extrema. Mi enajenación continuó al imaginar a seres humanos como nosotros, dentro de una cápsula rocosa y privados de las condiciones básicas que conocemos hoy como civilización, en un proceso de retroceso hacia lo primitivo, con la eclosión de emociones y pulsiones primarias. Una involución milenaria en un corto lapso de tiempo.

Qué ideas no habrán recorrido las mentes de estas personas sin salida, lejos de los estímulos naturales como el ciclo día – noche, el viento soplando la vegetación, el agua corriente, los ruidos de una casa, la naturaleza viviendo a través de los sentidos, y sobre todo, cortados los vínculos familiares. Pero fueron las extraordinarias condiciones de vida otorgadas por la tecnología disponible y la perseverancia de las personas que apoyaban las labores de rescate, las que lograron la galvanización del espíritu de los mineros atrapados, para darles una nueva envoltura, más dura y protectora, y por añadidura también suave y tierna a partir del contacto con sus seres queridos.

Hace algunos años tuve la experiencia de ingresar al interior de una mina localizada en los Andes centrales. Tenía que completar una encuesta en mineros como parte de un programa de salud. La condición era hacer las preguntas y dar una charla a 400 metros bajo tierra aprovechando la hora de descanso. Equipado para el descenso, botas, casco y mascarilla, entré al ascensor que me bajaría al comedor del socavón. Al cerrarse la portezuela desvencijada me entró el temor natural de quedar atrapado. El descenso se acompañó del ruido del metal arañando la roca en medio de la oscuridad absoluta. Al detenerse el ascensor, y con ello el ruido, se abrió la puerta hacia un ambiente iluminado que alivió de pronto mis temores. Completé tranquilo mi tarea y al comenzar el ascenso volví a tener la sensación de quedar atrapado.

No importa cuantos años tenga uno involucrado en una tarea, sobre todo si ésta es de riesgo, siempre existe la posibilidad de que se presente un hecho fortuito, como realmente ocurrió en Copiapó.

Sin la intención de hacer un recuento técnico o político del accidente y rescate, ya que este evento tiene distintas lecturas, lo que me ha motivado a hacer este post es la capacidad de resiliencia de los mineros atrapados y la tenacidad de las relaciones afectivas en condiciones adversas. Así como, al menos por las noticias, ver como los sentimientos de una nación hicieron fuerza para que las cosas salieran bien. Como pocas veces, Chile en un solo año ha vivido momentos críticos: un terremoto devastador y el derrumbe de la mina. Pero no solo fue un país, en los días finales del rescate millones de personas estuvieron pendientes a través de las transmisiones por satélite en tiempo real.


Pensar que la distancia borra los vínculos afectivos es caer en un lugar común muchas veces equivocado, en este caso tales vínculos actuaron n solo como paliativo sino como un estimulo para la resistencia. Estos afectos permanentemente recordados, la comunicación continua con el mundo exterior, a través de mecánicas palomas mensajeras, así como el influjo diario de alimentos evitaron que el comportamiento de los afectados fuera dominado por las regiones mas arcaicas del cerebro, desde el punto de vista filogenético, el sistema límbico, el que domina el hambre, la sed así como el instinto animal de supervivencia.

Esto abona a la concepción gregaria del ser humano, no importa cuantas veces intentemos aislarnos del mundo exterior, irremediablemente regresaremos en busca de nuestros puntos de referencia, sean familiares o no. Con su cercanía física o a través de la comunicación a distancia, son un estímulo permanente para seguir caminando por la vida. Palomas mensajeras invisibles.

Por eso me quedo con un par de imágenes del rescate que se han quedado rodando en mi mente desde entonces. La primera, la enorme tensión emocional de las familias de los mineros mientras bajaba por primera vez la cápsula Fénix, el éxito de este descenso garantizaba de alguna manera el éxito de toda la misión, el que terminó con una explosión de emoción contenida. La segunda, el llanto de un niño al ver como aparecía bajo el suelo, la cápsula que transportaba a su padre de nuevo a la tierra.

A sentir de nuevo el aire fresco, a ver el cielo y a reconocer el abrazo intenso de los que más te quieren.

A volver a vivir. En una diáspora que escribirá nuevas historias

jueves, 7 de octubre de 2010

Confesión de Parte


Escribo este post de un tirón.


Luego de despertar y estar aún medio dormido, prendí el televisor. Las primeras imágenes se referían a la noticia del Premio Nobel de Mario Vargas Llosa. Eso terminó de despertarme.


Minutos después, ya con el café recién pasado en la mano, me asomé a la ventana: una calle silenciosa y sin personas, el aire muy fresco y frío. Me quedé con la mirada ausente por unos minutos, emocionado pero contenido, con una gran alegría que recorría mis ojos y mi pecho. Con la sensación de haber logrado algo por lo que se trabajó mucho tiempo, como si el triunfo fuera de uno.


Y es que para la mayoría de nosotros, en mayor o menor medida el premio Nobel es sentido como propio. Algunos recordarán al Vargas Llosa como condiscípulo, otros como alumnos, otros como paisanos. Cada uno reclamará para sí una parte de este Peruano Universal como es MVLL.


Particularmente me considero un groupie de MVLL. Comencé con la Ciudad y los Perros y desde entonces no he parado. En la Universidad, tambaleando entre mi vocación médica, estaba la literaria: "quería escribir como Vargas Llosa" les decía amis compañeros de aula y eso me impulsaba a participar fallidamente en los Juegos Florales. Hasta ahora, cuando me abruma el trabajo médico me digo a mi mismo "con tantas obligaciones como las mías Vargas Llosa no hubiera podido escribir"


La primera novela que compré con mis propinas fue la Guerra del Fin del Mundo en 1981, para entonces ya había leído La Casa Verde y Pantaleón. A partir de ese año las leí en orden de aparición, poniéndome al día con la Tia Julia y Conversación en la Catedral.


Una tarde, en el Cine Arte Julieta, encontré a MVLL con su primo Luis, yo solo tenía en mano una folleto de una presentación de Winternitz, conseguí un lapicero le pedí un autógrafo que buscaré con devoción.


Lo seguí en sus aventuras políticas, aún en la época en que casi se le priva la nacionalidad, tanto como en las teatrales, asistí a las presentaciones de la Chunga, La Señorita de Tacna, Ojos Bonitos, Cuadros Feos, y al Pie del Támesis.


Leí sus libros de ensayos políticos, los que llevaba a la playa para terminarlos más rápido. Por un tiempo esperaba cada semana Caretas para leer Piedra de Toque. Y durante muchos domingos dejaba todo para ver La Torre de Babel en el canal 5.


Por algunas revistas me enteré de su fallida aventura en el cine al adaptar Pantaleón, pero luego me tomé la revancha con las adaptaciones de Lombardi.


Últimamente fui a ver su bipersonal con Vanessa Saba en el Museo de Osma. Del mismo modo hice mi cola y vi de pie -ya que no habían asientos- el conversatorio con Claudio Magris. Gracias a su consejo-a través de sus entrevistas o escritos, me compré Las Mil y una Noches, Homero, Iliada de Alessandro Baricco, así como ví el documental Pecados de Mi Padre en el pasado Festival de Lima. Siendo la última locura comprar por Amazon el libro Mosquito Empires, combinando así dos pasiones la literatura y las enfermedades tropicales.


Dejo como colofón mi viaje a Trujillo, adonde viajé para presentar mi libro. Me quedaría solo un día y medio en la ciudad, pero esa misma noche MVLL daría una conferencia en Huanchaco. No dudé en ir, escuchar de primera mano, lo que había leído sobre su proceso de creación a enterarme de su nueva novela, en la arena de la playa y entre unas construcciones mochicas y el mar.


Por tal motivo me encuentro ahora, investigando sobre Roger Casement y la Fiebre del Caucho en el Perú, esperando impaciente leer el Sueño del Celta.


Es por eso que siento que el Nobel, remotamente, también lo gané yo