martes, 27 de mayo de 2008

El Universo de las Partículas Elementales


¿Y Biasutto? Agazapado entre las normas, vigila el colegio, domina la situación y acecha a su presa, como un viejo depredador la rodea y juega con ella antes del zarpazo final. En la novela no sabemos desde cuando Biasutto escogió a su presa, pero el sí. El sabe todas esas cosas, cómo y porqué llegó al Colegio de Ciencias Morales, que debe de hacer, cuando replegarse y cuando atacar.


Acaso confeccionó las listas de los muchachos que luego serian desaparecidos por la Dictadura, como restaurar el orden y aplastar la subversión moral. Por ello, al llegar María Teresa encuentra todas las cuerdas tensadas, el camino del laberinto dibujado con señales de alerta, una serie de recovecos que la conducirían hacia su destino deseado, el ascenso y reconocimiento del jefe, pero por donde caminaría hasta caer en la red que Biasutto o sus circunstancias le habrían tendido.


Biasutto, es el Jefe de Preceptores, que en un futuro y en base a méritos propios ocupará el cargo de Prefecto, quien a su vez depende del Vicerrector y este del Rector, y éste de algún oscuro funcionario jerárquico superior que acaso dependa de uno de los hilos de la Dictadura militar.



Usa gomina en el pelo negro y la piel de la cara es despareja. tiene el cuello de la camisa almidonado y el nudo de la corbata mas grande de lo normal. casi nunca pestañea, los ojos son como agujeros. los dientes le quedan ocultos detrás de los gestos compactos.


Carlos Biasutto, que además usa bigote y fuma, nunca sonríe en el colegio. La tensión de sus gestos reflejan el ambiente del colegio, siempre contenido para evitar la eclosión de las fantasías juveniles. Ha creado el punto justo de la relaciones personales, distancia limite para que las juntas sean inocuas y estériles. Como en el universo de las partículas elementales, Biasutto ha creado un entorno atomizado, donde las fuerzas ni se atraen ni se repelen, sino mantienen un equilibrio en el punto cero. De eso están hechas sus relaciones con el entorno, sus interacciones con María Teresa.




Aunque sin que sus manos se desprendan de unas planillas con membrete que lo tienen ocupado, el señor Biasutto se muestra comprensivo.

- Me gustaría mucho ¿sabe qué? Que después conversemos este tema con mayor tranquilidad.

Biasutto y Maria Teresa, uno hecho y otra por hacer, Pigmalion y Galatea. Por eso una tarde o una noche, o de repente en el umbral de ambos se reunen María Teresa y Biasutto, ni tan lejos ni tan cerca del colegio como para no despertar sospechas y ese encuentro que no era fortuito pase como una simple reunión de trabajo. En ese momento el cazador avanza hacia un circulo mas pequeño. Ella toma un café con leche, con mas leche con café, casi un reflejo de ella y el señor Biasutto un Old Smuggler sin hielo, aspero y seco como él.


El circulo se atenaza mas días después, cuando Biasutto descubre infraganti a María Teresa en los baños, pero la perdona o eso nos hace creer, pues en ese momento el gato juega con el ratón antes de comérselo, la invita a lavarse las manos




El señor Biasutto no deja de supervisar todas esas operaciones, como si ella fuese una niña que está en esa edad en la que se hacen trampas con la limpieza y él fuese un padre que debe custodiarla.
Una vez concluido esto se da por concluido el incidente. María Teresa respira aliviada y vuelve a su vida de preceptora y a su labor de centinela en los baños, hasta que un día frío ella se recluye en los cubículos nuevamente. En eso alguien toca a su puerta.


Un chequeo de rutina como dicen los médicos. el señor Biasutto, jefe de preceptores, supervisa la labor de una integrante del cuerpo que comanda.


Ingresa al cubículo y tras de sí cierra la puerta. El cazador alcanzó su presa, esperando ella que esa cosa no asome, y no asoma, no participa.




Mas tarde, cuando pueda, María Teresa va a llorar por todo esto, pero por el momento no llora.

Nadie mas ha entrado al baño y cuando todo concluye Biasutto esboza una mueca y una sonrisa disfrazada de expresión de idiotez. Sin decir nada corre la traba, abre la puerta y sale sin decir nada.


María Teresa se da cuenta que Biasutto al salir no se ha lavado las manos.


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