Detrás de la novela Ciencias Morales aparecen escondidas las pasiones de sus personajes. Maria Teresa y Biasutto, que son los pivotes de la historia, ya que los personajes secundarios, la madre, el hermano y los alumnos, actúan como una comparsa.
En la historia las normas que rigen a la nación, a la ciudad y al colegio aprietan de tal manera que la tensión acumulada termina haciendo grietas y creando su propio incumplimiento. En este juego de acción y reacción que moviliza el argumento los personajes se oponen y por lo tanto se atraen.
Este resorte argumental es el motor de los juegos sexuales que se muestran en la novela: ella es cándida, reprimida y centrada en una sola tarea -one track mind-, en cambio él es reprimido también pero astuto y con conocimiento cabal de su entorno. Mas aun, sabe como manejarlo.
Mientras la atracción sexual de los alumnos adolescentes funciona como telón de fondo, María Teresa la va descubriendo de a pocos, por ensayo y error, pero no dirige específicamente sus deseos a alguien, sino a situaciones especificas. En cambio Biasutto, aunque no se muestre el detonante, la ha dirigido hacia María teresa y va tendiendo la red hasta el desenlance de las ultimas paginas de la novela.
Analizando esto aparece la idea del impulso sexual, que tiene dos componentes estrachemente relacionados entre sí, el orgánico y el mental. Lo orgánico es nuestra parte animal y sigue una secuencia ordenada que en la mayoría de casos ocurren en respuesta a un estimulo:
- Excitación, lubricación genital y cierto grado de ansiedad fisiológica.
- Meseta, donde se mantienen lo anterior por un tiempo mas prolongado.
- Orgasmo.
- Resolución, regreso al estado de reposo.
El tiempo de latencia e inicio de cada uno de las etapas varía considerablemente entre hombres y mujeres, así como de persona a persona. En cada una de las etapas puede ocurrir una disfunción que afecte lo que conocemos como normal.
Si el componente fisico del sexo es predecible hasta cierto punto, en cambio el componente mental puede ser implredecible e inexpugnable. Es un territorio variable pero unico a nivel individual y la razon fundamental es que el sexo es un constructo mental, es decir uno imagina el sexo en base a su manera de vivir. Está determinado por las experiencias previas del sujeto, sus valores y creencias, así como por sus temores e inhibiciones, en este caso represiones. Todos los seres humanos tenemos inhibiciones respecto al sexo, en mayor o menor grado, eso hace que no andemos copulando en la calle como si lo hacen los animales o masturbandonos en las calles como lo hacen los hebefrénicos -una variante de esquizofrenia-. El cerebro domina nuestras fantasias y deseos, nuestras represiones y creencias, asimismo se encarga de proveer las herramientas afectivas que construyen los sentimientos que nos enlazan con la otra persona.
Pero de una manera u otra, así como nos enamoramos, estamos diseñados para rendirnos ante el impulso sexual. Este impulso por lo general está dirigido hacia otra persona, en la gran mayoría de casos a personas del sexo opuesto.
Pero en algunos casos, el impulso no se dirige a personas sino a objetos o situaciones y es precisamente esto es lo que se ve en Ciencias Morales, la presencia de las Parafilias.
En la Foto: las fases del despertar del impulso sexual y los factores que actuan en forma positiva y negativa.
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