martes, 27 de mayo de 2008

Ciencias Morales


En Ciencias Morales, ganadora del Premio Herralde de Novela 2007, Martin Kohan recrea la interacción de dos personajes en un claustro. Estamos en el Colegio Nacional, antiguamente el Colegio de Ciencias Morales, cuyo predecesor fue el Real Colegio de San Carlos.

Ciencias Morales es una novela de aprendizaje, pero también es una novela de atmósfera claustrofóbica, oscura y opresiva. Los sentimientos, represiones y deseos son mas fuertes que la voluntad de los protagonistas, el Sr. Biasutto, el jefe de los preceptores y María Teresa, la preceptora de tercero décima.

En la novela, los deseos soterrados de los personajes se mimetizan con la arquitectura del colegio. Los deseos, que van de la vigilancia estricta y morbosa al cumplimiento ciego y limítrofe del reglamento, se impregnan en el sótano, las lozas y las puertas del baño. La situación se va tensando poco a poco hasta provocar hendiduras en la norma que cede a la presión de las circunstancias, la norma se raja pero no se rompe pues nunca vemos sus astillas.

La trama va subiendo de tono porque aquí todo hierve, las hormonas de los adolescentes de tercero décima, el despertar sexual de María Teresa, la angustia de su madre por el hermano destacado en el ejercito y a punto de entrar en combate, el deseo enfermizo de Biasutto. Todo hierve pero los vapores de esta ebullición no encuentran salida, quedan atrapados en el claustro del colegio.
Es la Argentina de 1982, en plena Guerra de las Malvinas, conducida insanamente por una Junta Militar que ve en la guerra la solidificación de una nación carcomida por la mutilación familiar de los Desaparecidos. Unos años atrás muchos jóvenes fueron asesinados por sus acciones o peor, por sus ideas. El país está partido por la represión, un ajuste de tuerca de las buenas costumbres es necesario, y el colegio sirve a pequeña escala lo que es bueno para la nación. Un reducto de virtudes que debe de ser mantenido a toda costa pero sin daños colaterales, el "punto justo" que llamaba Biasutto.
Que mejor que utilizar el Colegio de Ciencias Morales, creado en 1823 por Manuel Belgrano, con un carácter nacionalizador, que acoge alumnos de toda la nación, pero que lamentablemente no aceptó a Domingo Faustino Sarmiento. El Colegió formó a los hombres de la nación de 1838, inspiradores de la Constitución de 1853 y promotores de la organización nacional.
En medio de esta turbulencia nacional es llamado Biasutto para poner orden en el histórico colegio, guardian de las buenas costumbres y crisol de la moral argentina.
Pare ello, se implantan las normas de observancia obligatoria y se escogen los preceptores que se harán cargo de su cumplmiento, una de ellas Maria Teresa, de tan solo 20 años, ingenua pieza de un ajedrez malsano.

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