Me fijé en el titular de uno los que funcionan como relleno en la estantería de papel, no recuerdo su nombre pero está referido a temas de salud. Me llamó la atención la palabra Próstata en letras grandes y me hizo recordar la forma como muchos de mis pacientes del hospital nombran sus enfermedades.
Algunos son concretos y nombran a la enfermedad tal cual (ej, la Diabetes), otros se aproximan al proceso (huesos descalcificados para mencionar la Osteoporosis) y un buen grupo me menciona el nombre del órgano afectado (ej, Tiroides para denotar un Hipertiroidismo).
Es como si al aparecer una enfermedad, el individuo reconozca órganos que aparecían invisibles dentro de su cuerpo y los torne omnipresentes. De este modo, las personas llaman a sus dolencias como Próstata, Bronquios o Colesterol, sin preocuparse por darles su nombre real: Hiperplasia Prostática, Asma Bronquial o Hipercolesterolemia.
Aparte de ser nombres mas fáciles de mencionar, lo curioso es que las personas no dicen estoy mal de tal cosa, sino solo mencionan por ejemplo que una persona tiene Colesterol o tiene Próstata para denotar la enfermedad.
No me queda claro si éste es un mecanismo de defensa para negar la dolencia, si al cambiar de nombre convierten a la enfermedad en una alegoría sobre la fragilidad ante la pérdida de la salud o si es como si el órgano enfermo reclamara la atención que necesita. Esta modalidad la he encontrado sobre todo en personas con bajo nivel de instrucción, donde pareciera que el órgano afectado se hiciera más pesado y predominara sobre el resto.
Desde el punto de vista de la Retórica esta figura sería un Tropo, licencia por la cual utilizamos una palabra inapropiada para designar un concepto, lo que no queda claro es que tipo de figura es:
- Metonimia, como dar un nuevo nombre por contigüidad o proximidad, dándole un sentido figurado a la enfermedad haciendo predominar el nombre del órgano sano sobre el proceso patológico, constituyéndose como un mecanismo de defensa y auto complacencia.
- Sinécdoque, donde se utiliza el nombre de una parte para representar el todo, funciona a partir de la asociación de palabras y el símbolo trasgresor subordina al todo, en esta caso el órgano enfermo se alza sobre la totalidad del cuerpo.
Todo esto me inundó la cabeza a partir de las clases que llevo dictando a mis alumnos de propedéutica, donde ellos se inician en la comprensión de las dolencias de una persona a partir de la entrevista y el examen físico.
La enfermedad entonces se convierte en una entidad narrativa y en una metáfora que resume los conceptos que tenemos de nosotros mismos. Entonces cada enfermo sufrirá su proceso patológico de una manera distinta y relacionada a la forma de utilizar el lenguaje para nombrarlo, el que a su vez esta en relación a todo lo aprendido y vivido hasta entonces.
Es decir, los médicos nos enfrentaremos a textos que pueden ser simples o complicados, lo que hace que cada enfermedad se nos presente en distintas formas narrativas.
Lo que refuerza el axioma que recibí en la escuela de medicina, que tratamos enfermos y no enfermedades.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario