El Camino del Aprendizaje

Konrád y Heinrich, son dos jóvenes que ingresan a los diez años de edad a la Academia Militar del Imperio Austro Húngaro.

Henrik, húngaro, es pudiente y millonario. Hijo de un Oficial de la Guardia Imperial y una dama francesa. Tiene una conducta espartana, por lo que se desenvolvía con especial facilidad en la vida militar. En los inicios de la adolescencia le encontraron una especial predisposición para la enfermedad que nunca se presentó, al menos físicamente. Es dueño de una personalidad sociable, y por eso no soportaba la soledad entre la gente, posee además extensas relaciones en la aristocracia.

Konrád, eslavo, hijo de un barón que ejerce el servicio público y de madre polaca. Su familia es pobre. Era lento sin ser perezoso como si calculara su propio ritmo a conciencia. Se comportaba obedeciendo rigurosamente las normas vigentes,. Es más bien algo torpe y retraído para la vida militar. Acaso por sus orígenes retenía todo lo aprendido de una manera desesperada, con codicia, como si supiera que aquello era su único tesoro en el mundo. Su aprendizaje estaba hipotecado al esfuerzo de sus padres, que ejercían todo tipo de sacrificios para pagar la educación del hijo.

Estos dos jóvenes emprendieron el camino de una amistad sólida, había algo en ella, ternura, seriedad, entrega, algo de fatalidad....

Henrik y Konrád pasaban mucho tiempo juntos. Sin embargo, comenzaron a tomar cada uno su espacio propio. Henrik era un asiduo visitante de tabernas y fiestas. Mientras, Konrád permanecía en su habitación , aunque apasionado por la música, no tocaba instrumentos, era preso de una férrea disciplina incluso aún fuera del cuartel. No podía mantener una vida de derroches como la tenía su amigo y al parecer no tenia ninguna intención de hacerlo.

La amistad se desarrolló de este modo, enmarcada por el contraste entre sociabilidad y soledad. Entre el aprendizaje mutuo, de vivir juntos, de encontrar el primer amor en una mujer, de descubrir sus diferencias y la capacidad de dominio que ejercía la amistad en ambos. Cuando se trataba de las fuerzas terrenales Henrik prevalecía, en cambio Konrád lo hacía con el alma de su amigo:

¿Qué significaba este dominio? El poder humano siempre conlleva un ligero desprecio, apenas perceptible, hacia aquellos a quienes dominamos. Solamente somos capaces de ejercer el poder sobre las almas humanas si conocemos a quienes se ven obligados a someterse a nosotros, si los comprendemos y los despreciamos con muchísimo tacto.