En la foto: fácsimil de la carta Goldbach-Euler
Una
conjetura es definida por la Real Academia como “Juicio que se forma de las cosas o acaecimientos por
indicios y observaciones”. De acuerdo a ello podemos decir que nuestras vidas
están hechas de conjeturas. Algunas simples, otras complejas. Usualmente las
planteamos para resolver un problema cotidiano como encontrar una calle o
arreglar la plomería. En otro orden de cosas, las conjeturas se plantean para
resolver un caso clínico o un problema científico. En estos casos, una
conjetura lleva a la búsqueda implacable de nuevos indicios que demuestren
nuestras sospechas. En matemáticas es donde alcanzan su cenit con aquellas
famosas conjeturas que intentan explicar problemas sobre temas abstractos como
los números primos o los números imaginarios.
Una de las personas que dedicaron su vida a la
resolución de conjeturas matemáticas fue Srinivasa Ramanujan (1887-1920), sin formación académica tuvo una intuición y
talento excepcionales. La novela El Contable Hindú, de David Leavitt es una
obra que narra el paso de Ramanujan su paso por Trinty College en Oxford. Patrocinado
por el también matemático G.H. Hardy, este matemático hindú fue aceptado en el difícil
círculo académico británico, siendo incorporado a la Royal Society de Londres
en 1918, luego de una serie de publicaciones
El
Contable Hindú es una novela de vasos comunicantes entre las matemáticas y temas
anexos como la religión, la historia y la medicina. Esta novela fue una de mis
lecturas preferidas el año pasado y a pesar de no ser un fanático de las
matemáticas disfruté con las fórmulas de series de números primos y las
pequeñas viñetas de la vida de Oxford, así como, para variar, me adentró en las
conjeturas acerca de la enfermedad que afectó a Ramanujan y que finalmente
terminó por llevarlo a la muerte.
Esta
semana, me regresaron los recuerdos de El Contable Hindú. La noticia de que
Harald Helfgott, un matemático peruano que trabaja en el Centro Nacional para
la Investigación Científica de Francia ha resuelto la Conjetura ternaria de Goldbach
enunciada en 1742 en una carta dirigida a Euler, refería que todo número impar mayor que 5 puede ser expresado
como la suma de tres números primos. El documento de Helfgott tiene 133
páginas plenas de fórmulas de integrales y derivadas que recuerdan mis
angustias universitarias. Pero se remite además a los trabajos de viejos
conocidos como G.H. Hardy, Littlewood y Ramanujan. Durante mucho tiempo esta
conjetura fue una meta inalcanzable y Hardy la consideró en su momento como uno
de los problemas que nunca se resolverían.
Como
todos los grandes logros en ciencia, Helfgott se apoya en trabajos previos,
como el de Hardy y Littlewood que probaron que cada número impar más grande que
la constante C es la suma de tres primos, condicionados en la Hipótesis de
Riemman, a los que Helfgott añade su propia abstracción y creatividad.
Abstracción
que es la base de la creación de grandes obras y de hitos científicos.
Abstracción que es la esquina común del arte y la ciencia que ahora parece ser
un bien escaso. Abstracción que me sirve ahora para resolver mis propias
conjeturas.
l.q.q.d.
( lo que quise demostrar)
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