jueves, 12 de febrero de 2009

El Curioso Caso de Benjamin Button


El Curioso Caso de Benjamin Button, pertenece a la antología Tales of the Jazz Age (1922) de F. Scott Fitzgerald, pero publicada por primera vez en Collier´s Magazine (1921).


La obra original difiere sustancialmente del film, que inicia en la víspera de la catástrofe del huracán Katrina, con una historia contada hacia atrás, jugando con el tema del retroceso del tiempo: un reloj en sentido antihorario, una historia contada en base a recuerdos y la vida misma de Benjamin, que nace anciano y rejuvenece con el paso del tiempo.


El cuento: Es 1860, una época en que los nacimientos ya no ocurren en casa, sino dentro del olor a anestesia de un hospital. Benjamin, hijo de una familia rica de Baltimore, nace anciano. Tiene pelo blanco y barba, ya habla y prefiere usar ropa adulta a los pañales y frazadas de bebés. Es expulsado del hospital junto con su padre para evitar la mala reputación. En casa, tiempo después su padre lo descubre fumando sus habanos y lo recrimina fuertemente por no usar sus juguetes y por el riesgo de no crecer por fumar.


Benjamin, llamado inicialmente Matusalén por el padre, prefiere conversar con el abuelo a jugar con los niños de sus edad. Se duerme en la escuela, le es difícil ocultar su edad al teñirse el cabello y las cejas, ya que más allá del maquillaje sus ojos lucen cansados. En su adolescencia es expulsado de Yale, al sentirse engañados por un hombre de aparentes 50 años que quiere pasar por un "cachimbo". Años después, asume la dirección de la compañía de su padre. Para entonces, ambos lucen de la misma edad. En una fiesta, a las que acudían con frecuencia, conoce a Hildegarde Moncrief, quien queda maravillada con Benjamin, ya que ella encuentra mas atractivos a los hombres de 50, la edad romántica, de la gentileza, sabiduría y tolerancia de la madurez, a decir de ella. Se casan a pesar de los consejos en contra y el escándalo en Baltimore. Tienen un hijo. Con el paso de los años Benjamin rejuvenece, mientras Hildegarde envejece, a la que encuentra marchita y más vieja. A pesar de la prosperidad del negocio, Benjamin, desencantado de su esposa, decide enrolarse en el ejercito y luchar en la Guerra Hispano Americana de 1898, de la que vuelve con honores.


En 1910, más joven, decide ingresar a Harvard, haciéndose famoso en el equipo de football, pero al terminar la carrera en 1914, luce adolescente y muy esmirriado para jugar. Regresa a casa para descubrir que Hildegarde ahora vive en Italia y Roscoe, su hijo que luce mayor que él, no le demuestra afecto y le obliga a llamarlo tío delante de las visitas.


En 1920, vuelve a enrolarse, esta vez por la Primera Guerra, pero regresa a casa humillado debido a su aspecto. Nace su nieto y Benjamin que luce como de 10 años, juega con soldados de plomo y con su nieto. Regresa al kindergarten. Pero a pesar de todas las experiencias vividas: Hildegarde, la guerra y su profesión, entre otras, Benjamin ha perdido la memoria, y con ello sus recuerdos, así como las preocupaciones propias de un adulto. Sólo vive el presente. Al final, quieto en su cuna, se hace oscuro y hasta el aroma suave y tibio de la leche se desvanece.

El relato puede pasar hasta por connotaciones moralistas, que el afecto se va construyendo con acciones, del riesgo de los amores a edades dispares, de la arrogancia juvenil, de la ausencia notoria de una madre, entre otras cosas, pero creo que trata sobre todo de la memoria, y del aprendizaje obtenido a partir de las experiencias vividas. En que el conocimiento de uno mismo, y la madurez que ello conlleva, está basado en los golpes y las alegrías de la vida.
Pero eso no sentí al ver la película, casi tres horas que pudieron utilizarse mejor.

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