Ahora leo la Ciudad de las Acacias de Mihail Sebastian, una tierna y bucólica historia sobre la personalidad femenina contada desde la pubertad de la protagonista.
Aún
estoy en las primeras páginas, cuando Adriana Dunea experimenta en su cuerpo y
en sus sentimientos los cambios de la adolescencia, como cuando florecen las acacias. Su amiga Margareta,
adolescente como ella y compañía de sus pensamientos juveniles, deja escritas
estas líneas en el diario de Adriana:
Todo
es inútil, todo inestable
En
este mundo y en esta vida, Pero mi querida, solo es gratificante
La amistad de una amiga.
Líneas
que expresan el angustiante pero inexorable devenir de los cambios de una persona
y aquella secreta complicidad naciente entre dos jóvenes que están aprendiendo
a ser mujeres.
p.s. Las líneas originales son traducidas artesanalmente del francés original que aparece en el libro en castellano
p.s. Las líneas originales son traducidas artesanalmente del francés original que aparece en el libro en castellano
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