jueves, 23 de agosto de 2007

Daños Colaterales


Los terremotos han modelado la historia del país. Vivimos del recuerdo de ellos, vivimos esperando el siguiente. Ahora con cada réplica viene un sobresalto, revivimos la angustia y nuestra propia vulnerabilidad. Se remece nuestro yo intimo y lo que mas queremos. Con cada terremoto se libera energía interna de la Tierra, pero con cada uno de ellos se liberan nuestras fobias, nuestra solidaridad pero también lo peor de nosotros.



Lima, 6:45 pm, miles de personas tratando frenéticamente de comunicarse sin éxito. Pisco, 6:45pm miles de personas no se comunicarán mas, la ciudad a oscuras, desguarnecida. Las primeras reacciones son instintivas: temor, desorientación, incredulidad, dificultad para tomar decisiones. Luego viene la búsqueda de información y de los seres queridos, la ayuda al prójimo.



Los daños colaterales que involucran las pérdidas materiales tienen consecuencias inmediatas en la salud mental; el abatimiento, la frustración, la depresión y la ansiedad. Son emociones que llevan a conductas de rechazo o insatisfacción a la ayuda, de sentimientos de culpa, de irritabilidad y agresión.



La energía liberada en un terremoto tiene ondas expansivas que afectan la psiquis de las personas. Algunas podrán sobreponerse, la mayoría no, al menos en el mediano plazo. Ocurrirán los llamados Trastornos de Ajuste Emocional, que se presentan frente a un stress significativo. En este caso se afectan los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento. Las víctimas pueden experimentar:
Tristeza, desesperanza, ausencia de felicidad, ataques de llanto, nerviosismo,
ideas suicidas, ansiedad, preocupación, desesperación, trastornos del
sueño, dificultad en concentrarse, sentirse abatido, vandalismo.


Estos síntomas se presentan inmediatamente al stress pero pueden durar mas allá de seis meses hasta hacerse crónicos.

Usualmente, los sobrevivientes desarrollan estrategias de contención del daño (Coping) y logran reconstruir su vida. En otros casos, las rajaduras de su ser interior se hacen permanentes. Estas personas pueden desembocar en el Trastorno de Stress Post traumático, que es:
la presencia de flahbacks sobre el evento traumático, sentimiento de culpa,
evitar conversar sobre el tema, sentirse emocionalmente adormecido, estar
irritable y colérico, tener pobres relaciones interpersonales, problemas en la
memoria y concentración, conductas autodestructivas, asustarse con facilidad,
escuchar o ver cosas que no están (alucinaciones)


Estos son escombros que la ayuda material no puede compensar ni reconstruir. Y a veces por un fenómeno de transferencia esto puede ser pasado a las personas que prestan ayuda.

El agua, alimento y abrigo que cada sobreviviente merece debería acompañarse entonces de una ayuda empática y de ver mas allá de las vigas caídas, las grietas y el adobe hecho polvo.

Se trata de reconstruir nuestra Solidaridad.

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