Fuente: Interstellar.com
En
la película Interestelar, una niña cree
que los fantasmas desordenan la biblioteca de su padre. Ella vive en una Tierra post apocalíptica, acaso al borde
de la extinción. Ya no tiene ejércitos y donde el bien más escaso es el
alimento. Para complicar las cosas, el clima ha cambiado tanto que la sequía y las
tormentas de polvo son comunes, haciendo la vida cotidiana más difícil e
irrespirable, más aun, las plagas diezman
las cosechas aumentando la hambruna.
En
medio de todo ello, conocemos a Cooper, un ingeniero y ex piloto espacial que ahora
trabaja como granjero. Pero aquel mundo ya no necesita pilotos, solo
agricultores. Cooper vive con su suegro y sus dos hijos, su esposa falleció por
una enfermedad que en otra época hubiera sido detectada a tiempo. Cooper matiza
su rutinaria labor como granjero mejorando el funcionamiento de tractores y
segadoras pero nunca pierde la fascinación por el espacio ni las naves
espaciales.
Murph,
es la hija de Cooper. Murph ha heredado la capacidad de observación y deducción
lógica de su padre, quien ante la creencia sobre fantasmas opone el método
científico. Sin embargo, los “fantasmas” continúan emitiendo señales. Murph, siguiendo
el patrón de señales que apunta en su cuaderno, descifra un mensaje de los
fantasmas que Cooper interpreta como coordenadas. Este mensaje los lleva a un
lugar secreto.
Más
adelante, impulsado por un antiguo profesor, el Dr. Brand que continua
trabajando para la NASA, Cooper encuentra la oportunidad de emprender una
misión secreta y volver al espacio, esta vez en busca de nuevos planetas que
alberguen a los seres humanos que encuentran cada vez más hostil la
supervivencia en la Tierra. Más allá de realizar el sueño de todas su vida,
Cooper enfrenta el conflicto real de dejar el planeta en pos de la salvación de
la humanidad contra la necesidad de criar y ver crecer a sus hijos. En un viaje
interestelar, el tiempo pasa más lento para quien viaja más rápido y es posible
que a su regreso a la Tierra, Murph y Cooper tengan la misma edad. Paradojas de
la teoría de la Relatividad.
Cooper
y un grupo de exploradores interestelares,
entre ellos la hija del Profesor Brand, se lanza al espacio y saltará grandes
distancias galácticas aprovechando la oportuna presencia de un Agujero de
Gusano, un túnel en el espacio-tiempo intergaláctico que es un atajo que
conecta grandes distancias que de otra manera tardarían años luz en alcanzarse,
como un papel que se curva para unir dos puntos muy distantes. Además de pasar
el agujero de gusano, la nave Endurance aprovecha la fuerza gravitacional de
los sistemas estelares para darse impulso. Así, Cooper, Brand, Romilly y Doyle,
desde el Endurance, desembarcan en
planetas hostiles para la vida como la conocemos, pero más que eso descubren la
enorme distancia que separa la teoría de la realidad, del engañoso poder de las
apariencias y que un hecho objetivo no necesariamente es lo que pretende. Mientras
aquellos exploradores descubren nuevos planetas y los propios límites de lo
humano, no dejan de mantener el vínculo afectivo con sus seres queridos, el
amor filial, una dimensión desconocida para las leyes astrofísicas. Este viaje
alcanza su clímax cuando Endurance
alcanza los bordes de un agujero negro, llamado Gargantúa, donde el
espacio-tiempo se curva en un fondo de saco y la teoría de la relatividad se
encuentra con la física cuántica en niveles que una mente humana no puede
imaginar.
Murph
y Cooper tienen una deuda afectiva pendiente, y cada uno a su manera emprende
una aventura de aprendizaje que a la lejana, muy lejana, distancia se potencia
mutuamente. Padre e hija, tienen una inteligencia tal que les permite
comunicarse en códigos inesperados. Y entre ellos, como una nave interestelar,
se cruza un bellísimo poema de Dylan Thomas, que atraviesa el campo cósmico a
lo largo de los años luz: “No vayas tan de prisa hacia la perfecta noche…”. Es
a través de aquel poema, una de las claves de la película, que entendemos la
elasticidad del tiempo y del espacio, que de hacerse tan dúctiles y tersos devienen
en circulares.
Una
fantasía calculada a partir de hechos científicos concretos, aunque con algunos
vacíos narrativos, donde era mejor mostrar que contar, pero de una innegable
belleza e impacto visual. Filmada en 70 mm, bajo el sistema IMAX, Interestelar durante sus 170 minutos,
nos mantiene flotando en el inconmensurable éter del cosmos, donde al final del
viaje podemos encontrarnos a nosotros mismos y a nuestro propio destino. Es
una película sobre nuestros límites, de nuestra fragilidad en el tiempo y el
espacio, nos habla de nuestras decisiones erradas y culpas, así como de los conflictos
que generan las situaciones extremas.
“No vayas tan de prisa hacia la perfecta noche,la senectud debiera ser violenta e iracunda al final del día,iracunda, iracunda ante la extinción de la luz”
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