jueves, 3 de abril de 2014

Balada para un melancólico común



Inside Llewyn Davis es un viaje circular hacia el fracaso recurrente. La última película de los Hermanos Coen viene envuelta en los colores fríos del invierno neoyorkino. Estamos en los inicios de los 60s viviendo el mundo de la música folk, los estudios de grabación y los discos de vinilo en Greenwich Village. El buen Llewyn recorre la vida cargando una guitarra y un pesado lastre emocional. Tiempo atrás su compañero musical se tiró del puente George Washington en New York –en una época en que tenía mayor distinción tirarse del puente Brooklyn, según un delicioso diálogo en la película-. Desde aquel suicidio Llewyn parece haber perdido el centro de gravedad y transita su melancolía en calles cubiertas de nieve, pernoctando donde buena o malamente lo acojan, teniendo el sofá de los amigos como su mejor cama.

La película es la travesía de aquella parte remanente del dueto Timlin and Davis luchando por hacerse una carrera como solista y por, literalmente, hacerse escuchar. En ese camino repasa su vida y acciones con los amigos de siempre (la pareja formada por los músicos Jim y Jean, quien está embarazada sin estar segura quien es el padre, por lo que desea abortar) y con una galería de personajes estrambóticos como un conductor beatnik silencioso, un heroinómano músico de jazz, el dueño de un bar, un soldado que canta folk, un viejo productor discográfico. Completan el reparto una pareja generosa de adultos mayores, los Gorfein,  y su gato, quienes lo hospedan temporalmente. En una de aquellas mañanas en casa de los Gorfein, a Llewyn se le escapa la mascota, cuyo nombre desconoce, no teniendo como devolverlo se lo lleva consigo y se convierte en su compañía temporal así como en la única demostración de afecto que Llewyn tiene hacia los demás.  Días después, estando en casa de Jim y Jean el gato luego escapa.

A lo largo de aquellos encuentros vamos conociendo los efectos del suicidio de Timlin, el fracaso de Llewyn para tener una relación saludable con su hermana, quien lo tilda de fracasado. Conversando con un ginecólogo amigo para que se encargue del aborto de Jean, Llewyn se entera que su ex pareja desistió de abortar dos años atrás, quien se mudó a Akron y que es padre sin haberlo sabido.

Mientras tanto, Llewyn continúa recibiendo los reproches de sus amigos cercanos y su hermana que atacan su apatía y abulia crónicas. En un intento por arreglar cuentas con el pasado, Llewyn visita en el asilo a su padre que padece de demencia, un ex marino mercante de relativo prestigio en su gremio. Lo único que tiene Llewyn para ofrecerle y romper el hielo es una canción, The Shoals of herring, una hermosa canción que en clave de metáfora pesquera habla de perseguir ideales y luchar por ellos. No sabemos si su padre lo entiende pero al final de la canción le regala una profunda mirada y un parpadeo desde el fondo profundo de sus recuerdos.

Llewyn, tiene un disco como solista que no se vende, su productor, un hombre viejo que está más interesado en asistir a los funerales de sus amigos que en vender sus discos, no le presta atención a los reproches de Llewyn por promocionar su obra, solo reacciona cuando Llewyn le dice tener frío y el viejo le presta su abrigo. Llewyn canta en bares sombríos, canta bien, con aquel sentimiento que no demuestra en sus relaciones humanas y un día vuela a los estudios de CBS para tocar la guitarra y ahcer el coro en un disco que graba su amigo Jim.

Luego hace un viaje onírico hacia Chicago aprovechando un aventón con el beatnik Johnny Five  que asiste a Roland Turner, un obeso y heroinómano músico de jazz, interpretado por un genial John Goodman, quien se burla constantemente de Llewyn, que se lleva a la mascota, “a folk singer with a cat”. En Chicago busca el local The Gate of Horn, propiedad del severo productor musical Bud Grossman, quien no ha recibido la muestra del disco de Llewyn que se supone había enviado su productor, Grossman le pide a Llewyn que cante en lugar de escuchar su disco, quiere escucharlo desde inside Llewyn Davis, es decir que cante con las entrañas, y Llewyn lo hace con The Death of Queen Jane”, pero es no fue suficiente para Grossman, acaso hayan muchos Llewyn haciendo lo mismo y necesita diferenciarse del resto.

Así comienza el camino de regreso a New York haciendo autostop a través de un conductor cansado quien le pide conducir su auto. Llewyn viaja por una oscura autopista que soporta una constante nevada, atropella un gato parecido a la mascota que tenía pero no la mata, fuera del coche Llewyn ve como el gato huye cojeando. Más adelante, ve el pueblo de Akron pero desiste de tomar el desvío y visitar a su hijo. Ya en “casa” decide reengancharse en la Marina Mercante pero por falta de dinero y papeles regresa a su vida de músico de bares sombríos, donde se entera que hay hechos que suceden al margen de él porque no lo toman en serio. Llewyn, visita de nuevo a los Gorfein donde se entera que la mascota que él perdió volvió a casa, pues los gatos siempre encuentran su camino de regreso y cantando una canción explota mientras canta una canción de su dúo y la Sra Gorfein canta la parte del fallecido Timlin.

Llewyn regresa al bar donde usualmente canta, se emborracha y arma un escándalo al escuchar a una cantante aficionada. Al día siguiente vuelve allí y padece de un ajuste de cuentas en un oscuro callejón, todo al parecer por un marido indignado. Por esa paliza se pierde la performance de un joven Bob Dylan que canta en aquel bar, se pierde el inicio de una nueva era en la folk music.

Titulada con inusual acierto como Balada de un hombre común, Inside Llewyn Davis es la última aventura de los Hermanos Coen, que recibieron por esta película la Palma de Oro en Cannes 2013, una película en espléndidos claroscuros e impregnada de contagiosas canciones folk, como Fare thee well. La película, tierna y triste, es el viaje de un perdedor empedernido y melancólico pero que canta con la entrañas, a quien su amiga Jean le recomienda usar doble condón para que no se reproduzca. Llewyn, maestro del auto sabotaje viaja por la vida cargado de tristeza y una pasión soterrada, de cuando en cuando comparte su camino con un gato a quien le procura siempre un plato de leche, un gato cuyo nombre tiene la clave de la película.

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