viernes, 14 de febrero de 2014

Don Juan Tenorio o las trampas del amor


 


El Burlador de Sevilla, obra de estilo barroco de Tirso de Molina narra las peripecias de Don Juan Tenorio, hábil en el arte de la seducción femenina. La obra abre la escena con una duquesa engañada y la huida del pícaro. Ante tales evidencias el Rey exclama:

[Que] no importan fuerzas,
Guardas, criados, murallas,
fortalecidas almenas,
para amor, que la de un niño
hasta los muros penetra…

 (el niño al que se refiere el Rey es Cupido)

Isabella, la mujer seducida y prometida del duque Octavio, implora al Rey ofendido el perdón, pero éste sigue de espaldas invocando un castigo. A lo que Isabella replica:

Mi culpa
No hay disculpa que la venza;
mas no será el yerro tanto,
si el duque Octavio lo enmienda

El duque Octavio, versos más adelante será motivo de burla del mismísimo Don Juan al exclamar que el duque pasó de Sagitario (amante con las flechas del amor) a capricornio, es decir un vulgar cornudo.

Sin embargo, las fechorías tienen un castigo cuando el burlador es burlado. De este modo el lector obtiene la moraleja entre la salvación y el pecado.

Tratado de moral, de amor cortés o simplemente literatura, El Burlador de Sevilla es una obra divertida que mantiene vigencia. Si no me creen, a darse una vuelta por la prensa del corazón o las conversaciones de las tías
 
 
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Ha ya sé Aldito! ,estas leyendo a Don Juan Tenorio y las trampas del amor.