Hace unas semanas he empezado las clases de entrenamiento en Semiología Médica. Marzo es un mes muy complicado para mí por el inicio de estas y otras clases, como las rondas en Medicina Tropical y sesiones en Clínica Médica. Aparte de ello y fiel a mis afanes literarios no he dejado de leer: Estrella Distante, Pálido Fuego, Las Desventuras del Joven Werther, son algunas de las novelas que he devorado en estas semanas.
Regresemos a la medicina, para muchos de nosotros el curso de semiología debería de ser un punto de inflexión en los estudios, por primera vez y directamente los estudiantes s enfrentan a un paciente real en un ambiente de hospital. Se acabaron los días en el campus, llenos de clases teóricas, sesiones o prácticas de laboratorio. Ahora los alumnos deben de respirar, comer y sentir la medicina en vivo y en directo.
Lo complicado no es que los alumnos aprendan los conceptos del libro, ellos ya demostraron los años previos que eso es sencillo, lo complejo y tedioso es hacer que se acostumbren a recopilar información adecuada, que la procesen en lenguaje técnico y pueda esa información convertirse en punto de partida para elaborar un diagnóstico, que a su vez es el inicio del acto médico: curar, paliar o prevenir una enfermedad.
Las primeras semanas trabajamos la narrativa, esto me recuerda a los talleres de la escuela de escritura creativa, donde aquí en lugar de lidiar con adjetivos o adverbios redundantes, debo lidiar con términos como me duele la barriga o se me hinchan los pies o hincones en el corazón.
Una de las partes más complicadas en el proceso inicial es la colocación de los síntomas principales, que vienen a ser por lo general tres síntomas que explican por si solos toda la enfermedad que trae al paciente a la consulta o a la hospitalización. Los estudiantes por lo general tienen un manojo de síntomas y no saben que hacer con ellos.
Una mañana, acaso influenciado por una reciente clase sobre Haiku, durante la práctica estábamos trabajando con los síntomas principales y se me apareció una idea disparatada: que los síntomas principales son una forma de poesía corta, como un haiku.
Un haiku es una expresión poética japonesa compuesta de 17 moras (símiles japoneses de una sílaba) distribuidos en tres frases métricas de 5, 7 y 5 moras respectivamente. Deriva de otra forma de poesía llamado Hokku no renga. Fue Matsuo Basho, quien le dio la forma como la conocemos actualmente. Basho, nacido en 1644, entiende que la literatura y en este caso la poesía es también y sobre todo experiencia interior; luego de una intensa búsqueda, años de meditación y aprendizaje bajo la dirección de un maestro Zen, el monje Buccho (1643-1715), Basho crea su poesía basado en la observación paciente de la naturaleza como el equilibrio del ser humano con su entorno. El haiku de Basho nos hace sumergirnos de lo cotidiano para encontrar lo trascendente, su libro más famoso Oku no Hosomichi (conocido en castellano como Senda de Oku) es un relato de un paciente viaje por la naturaleza y el interior de la vida.
Este camino
nadie ya lo recorre,salvo el crepúsculo
Al redactar una historia clínica, lo que hacemos también es reflejar un viaje corporal y espiritual por el camino de la enfermedad, una transición de la que podemos regresar, no sin huellas ni exenta de revelaciones importantes de nuestros límites y nuestro entorno. Una enfermedad, al fin y al cabo es eso: una enfermedad, sin metáforas, pero con consecuencias a veces imprevisibles pero imperecederas.
Luego de este viaje interior regreso a lo terrenal de las clases y mi intento por transmitir la destreza de armar una historia representativa y coherente, por ejemplo cuando uno escribe:
está mencionando un caso de Hidrocefalia a presión normal. En esas cortas palabras hay una afirmación y negación implícitas, ya que si bien una de ellas puede sugerir un grupo de enfermedades, como parte de lo que se llama diagnóstico diferencial, la colocación de otra, por oposición restringe el abanico de posibilidades. Igual puede suceder con:incontinencia urinariamarcha inestabletremor en reposo
disuriafiebredolor en flanco izquierdo
la disuria habla de una inflamación de vías urinarias, ya sea en la vejiga o en los riñones, la fiebre habla de que el proceso es de una magnitud importante para comprometer todo el cuerpo y el dolor localizado en un flanco habla de la procedencia de una infección renal sobre todo izquierda. Diagnóstico final: Pielonefritis
Igual podríamos seguir con:
dísneatosedor crónicoesputo purulento
como sería un caso de Bronquiectasias infectadas, o:
artralgiasfiebreeritema malar
un caso de Lupus Eritematoso Sistémico, y asi ad infinitum, retratando nuestros pacientes y la trascendencia de sus vidas y por supuesto la nuestra propia.
1 comentario:
Me parece estupendo lo que dices, sin duda sería una manera de simplificar los diagnósticos y también de aclararlos.Sobretodo a los estudiantes. A los Haikus los veo como pequeños "refranes disfrazados de moralejas", aunque claro, es una interpretación muy personal porque no lo son para nada. Me gusta el giro que le has dado al asunto, aplicandolo a tu actividad. Muy bueno. ¿El Dr House lo sabrá? jaja... Cuidado con los plagios Doc...
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