Eso lo aprendí en la Escuela. Cada palabra tiene un tono y cuando se juntan producen un compás, una fuerza, una emoción. Por eso Flaubert leía en voz alta sus manuscritos de Madame Bovary, cuando una palabra desentonaba, era inmediatamenteb excluída, asi lograba encontrar Le Mot Juste, la que encajaba perfecta en su armonía.
Digo esto pues hoy en la tarde, como todos los dias, yendo de un lado a otro de la ciudad, acostumbro a escuchar música y recordé las veces que utilicé canciones para alcanzar la tranquilidad que deseaba para escribir o para obtener un ritmo de narración apropiado a mi historia.
Por ejemplo, hace unas tres semanas me la pase explorando todas las radio de tecnocumbia con el fin de incorporar ciertas letras de canciones que eran muy funcionales al texto. De este modo había reado un soundtrack a mi cuento. un sueño que espéro alcanzar cuando los textos sean presentados en formato digital.
Hace unos años pasé horas escribiendo bajo un mismo ritmo, como fue el caso de un cuento que transcurre en una discoteca. La narración debía de ser trepidante y sincopada, con la percusión golpeando los tímpanos.
El acento, el golpe de una consonante o el vuelo de una sílaba definen la melodía de una palabra, que cuando se juntan pueden armar hasta una sinfonía. Puede guiar suavemente como un vals, erotizar como un tango o desgarrar como una guitarra de rock.
Una palabra puede acelerar el beat del corazón, relampaguear los nervios o caminar suavemente por la piel
Todo eso podemos hacer con las palabras. Inténtelo
1 comentario:
felicidades aldo nunca imagine que Flubert se repetia las calenturientas hazañas de Madame Bovary ja ja y tienes toda la razon sobre la palabra
vaya curriculum que te manejas ¡ en cada taller al que asisto siempre repiten que mis dos pacienes literatura y medicina es una mezcla inusual , me confirmo gratamente que no soy el unico ...un abrazo a la distancia de juglar compatriota...Luis
www.guerramontero.blogspot.com
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