Capturado por la lectura del suplemento de The Lancet, quiero comentar ahora el ensayo que da titulo al Post. Albert Rothemberg, profesor de Psiquiatría en Harvard Medical School apunta a definir el concepto de la Creatividad al examinar las obras maestras del Arte o notables descubrimientos científicos. Dice Rothemberg que la Creatividad se define como la producción de algo nuevo y de valor. Asimismo, reflexiona acerca de la posible relación entre creatividad y enfermedad mental, refiriendo que ambas son desviaciones de la corriente normativa de pensamiento, pero con una gran diferencia en sus efectos. Los síntomas de enfermedad mental: compulsiones, obsesiones, delusiones, ataques de pánico, depresión o trastornos de la personalidad, derivan en maneras estereotipadas y banales, en tanto que la creatividad involucra productos ricos e innovadores. Sus reflexiones no llegan sin embargo a esclarecer el enigma de la presencia de enfermedades mentales en grandes creadores, pero esboza algo que me parece interesante.
Luego de una serie de entrevistas estructuradas y experimentos, Rothemberg identifica tres fases en el proceso creativo: Articulación, el proceso Janusiano y el Homespacial.
La Articulación consiste en concomitantemente separa y conectar. Es decir, una obra aparece en partes distintas y separadas que son rápidamente identificables pero unidas dentro de un concepto total.
El proceso Homoespacial consiste en concebir activamente dos o más entidades distintas pero dentro de un mismo espacio.
Y finalmente el proceso Janusiano, que viene de Jano, Dios Romano representado por una cabeza con dos caras, el cual simboliza los estados de transición y cambio. Este proceso consiste en concebir opuestos múltiples o antítesis simultáneamente. Esta oposición no es alzar sino que sigue una lógica de pensamiento.
Rothemberg coloca ejemplos de este proceso basados en sus estudios en premios Nobel de Física, Biología y medicina, e intenta al final del ensayo hacerlo con Pollock, padre del expresionismo abstracto, diagnosticado de Manía-Depresión y de Alcoholismo, sugiriendo que el proceso creativo ocurrió cuando sus enfermedades fueron controladas.
Sin embargo, sigo pensando que en algunos casos los vasos comunicantes entre enfermedad mental y creatividad, no solo están vagamente esclarecidos sino que podrían disparar algunas de las genialidades que hemos visto en la historia de la ciencia y el arte.
Acaso sean nuestras propias dos caras de Jano.
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