lunes, 2 de octubre de 2017

Nobel de Fisiología o Medicina para escritores: el reloj biológico

 fuente: portadas.biz

La vida en la Tierra esta hecha de ciclos, tanto los que hemos creado en el calendario como los naturales: los años, las estaciones y los días. En estos ciclos están comprendidas todas las formas vivientes del planeta.

El primer vestigio de un reloj biológico fue descubierto en 1729 por el astrónomo francés Jean Jacques d'Ortous de Mairan cuando observó que las hojas de la planta mimosa, que están abiertas durante el día y se cierran sobre la noche, continúan con este ciclo aun cuando durante el día se les coloca en un ambiente oscuro, sugiriendo que la planta tiene un reloj biológico independiente de los cambios de luz.

En los años setenta del siglo anterior, Ronald Konopa de la Universidad de Postdam junto a Seymour Benzer decidieron estudiar la existencia de mutaciones en la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) que alteraran su reloj biológico. Para tal fin escogieron pupas que emergían de noche cuando lo normal es que lo hagan de día. Konopa y Benzer encontraron una mutación en un gen del cromosoma X al que llamaron PER por Periodo.

En 1984 Jeffrey Hall y Michael Rosbash de la Brandeis University en Massachusets, así como Michael Young de la Rockefeller University en New York,  identificaron la secuencia del gen PER en la Drosophila. Hall y Rosbash identificaron también que este gen codificaba la producción de una proteína a la que también llamaron PER que alcanzaba su pico de producción en la noche y se degrada en el día, es decir que los niveles de esta proteína seguían un ritmo circadiano (del latin circa: alrededor de y dies: día). Young en 1994 identificó un segundo gen al que llamó TIM (de Timeless) y que codifica una proteína del mismo nombre. Cuando la proteína TIM se une a la proteína PER son capaces de entrar al núcleo de la célula y bloquear al gen PER para de este modo detener la producción de más proteínas y ejercer así un sistema de retroalimentación negativa.

En 1997 otros investigadores descubrieron la existencia de otros genes como Cycle (CYC) y Clock (CLK) que activan al gen PER. Por otro lado se sabe que TIM y PER actúan como inhibidores de CLK cerrando de este modo el ciclo de activación e inhibición que se realiza entre el día y la noche.  En 1998 Young y colaboradores descubrieron la existencia del gen y la proteína Doubletime (DBT) que fosforila a PER y activa su degradación.

Un sistema que funciona por estímulo e inhibición que se suceden por periodos sucesivos determina un complejo ciclo que avanza a medida que se sucede el día y la noche. El sistema es complejo e incluye otros componentes como el gen y la proteína CRY (Cryptochrome). La luz activa a CRY y promueve que se una a TIM llevando a su degradación. Cuando la mañana aparece se degrada TIM dejando a PER vulnerable a la degradación que induce DBT.  

Este ritmo circadiano es regulado a nivel central por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo dentro del cerebro que recibe información de la luz proveniente de la retina de esta manera sincronizando su propio reloj neuronal. Este sistema central regula el ritmo circadiano de los pequeños relojes biológicos periféricos y los sincroniza determinando de este modo los ciclos del metabolismo, sueño y vigilia, liberación de hormonas, temperatura corporal y presión arterial cuyos niveles varían normalmente durante el periodo de 24 horas.

Nuestro reloj biológico determina y explica porqué la presión arterial sube al amanecer, porque nuestra temperatura cae en la madrugada y es más alta al atardecer, porqué nuestro sueño es más profundo en la madrugada justo después del pico de secreción de melatonina, determina además nuestros estados de hambre y necesidad de comida, explica porque estamos más alertas y coordinamos mejor en el día que en la noche.

Los descubrimientos de Hall, Rosbash y Young explican también porque padecemos de jet lag en los viajes intercontinentales y sobre todo nos alertan que permanecer despiertos muchas horas durante la noche o trabajar haciendo guardias al final alteran los ciclos hormonales y nuestros patrones de alimentación los que a la larga dañan nuestro metabolismo y la salud en general.

Los ciclos del día y la noche los damos por sentados, es para nosotros algo automático. Hall, Rosbash y Young nos enseñan que estos complejos y diminutos sistemas moleculares nos sintonizan en cada momento con la naturaleza, toda la vida en el planeta y con lo inconmensurable del universo.


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