martes, 15 de noviembre de 2011

El Valor de la Lectura



Una redacción fallida puede llevar a confusión. Este es el caso del artículo de Marcela Robles publicado el pasado domingo en el Comercio: La cultura no basta. El texto refiere a las declaraciones de Bernard Pivot, un exitoso conductor de programas culturales en la televisión francesa.


El articulo consume gran parte de su espacio haciendo una reseña de la vida de Pivot y solo en los párrafos finales comenta una declaración del conductor francés, quién descubrió que desgraciadamente, la cultura no hace mejor a la gente, a propósito de los instruidos generales nazis. Si a eso sumamos el titular y una frase resaltada: hay gente que sin ser culta tiene mucho más dignidad e integridad que cualquiera. Un lector distraído puede quedar con la impresión que la lectura es prescindible.


Y creo que allí radica el error del artículo, en resaltar las aristas negativas de una declaración sacada de contexto, en confundir cultura con acumulo de conocimientos, en este caso datos, y a hacer una generalización acerca de un tema singular. Aparte de colocar el problema en una situación maniquea: los lectores no serían mejores y los no lectores si lo son. Es cierto que la sensibilidad artística o el talento a veces no van acompañados de cualidades humanas, y de ello tenemos no pocos ejemplos, pero no por eso podemos establecer generalizaciones que pueden llevar a la confusión y desalentar las pocas oportunidades que tiene hoy el desarrollo de la cultura, hoy arrinconada por el entretenimiento burdo y falaz.


Leer si nos hace mejores personas, pero esto no serviría de nada sino leemos con sentido y profundidad, si esto no va acompañado del desarrollo de otras cualidades humanas como honradez, honestidad, responsabilidad, empatía y tolerancia, entre otras, las cuales son perfiladas desde la cuna y mejoradas a lo largo de nuestra formación como personas. Sin ese terreno fértil, la lectura se convierte en una simple decoración que usan los arrogantes y pedantes para sentirse superiores o mitigar sus imperfecciones como persona. Esto me hace recordar el ejemplo de algunos maestros, verdaderas enciclopedias pero que tenían pies de barro según llegué a darme cuenta a lo largo de mi vida profesional. Algo de eso trata de corregir el texto de Robles en la coda de su artículo, pero que no es aclaración suficiente:

Nuestra dimensión cultural es quizás una de las que más nos enriquece y hace crecer en términos humanísticos, y Dios nos libre de la ignorancia. La cultura, en todas sus manifestaciones, nos abre puertas inimaginables, y es lo que debería permitirnos, precisamente, lo que logró Pivot: ser más sencillos y directos, más cálidos y menos recovequeros para poder comunicarnos mejor con los otros. Porque la simple erudición no basta, ni situarse en un pedestal cual pavo real y enamorarse (solamente) de lo que uno dice.


Lamentablemente, como pude corroborar el mismo día de su publicación, escuché un comentario como para que leer si la cultura no basta. Y si me preocupé ya que el problema actual es luchar para que los jóvenes lean, en medio de diagramas de power point, mensajes de texto (mal escritos) o imágenes en iPads, y a partir de tal lectura puedan obtener las conclusiones correctas.


Una persona leída y cultivada, criada dentro de determinados valores, será mejor persona y por ende mejor profesional. Y en el caso de los médicos, con una visión humanista y no meras cajas de resonancia y repetidores de conocimientos sin la mínima pizca de misericordia ante una persona enferma.

Es parte de mi misión y espero que mis alumnos así lo entiendan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que en la lectura bien vale el ejemplo, si en una casa se lee, saldrán lectores, pero claro no siempre tiene que ser así, pero sin duda un lector "contagia" la lectura. Buena reflexión, saludos!

Tarsicio